domingo, 4 de junio de 2017

El infierno de Gabriel de Sylvain Reynard
































El infierno de Gabriel - Sylvain Reynard #1

Una novela profunda y sugerente, llena de intriga, seducción y perdón.
Tan enigmática como la identidad de su autor... El misterioso y atractivo profesor Gabriel Emerson, reconocido especialista en Dante, es un hombre torturado por su pasado y orgulloso del prestigio que ha conseguido, aunque también es conciente de que es un imán para el pecado y, especialmente, para la lujuria.

Cuando la virtuosa Julia Mitchell se matricula en el master que Gabriel imparte en la Universidad de Toronto, la vida de este cambia irrevocablemente. La relación que mantiene con su nueva alumna lo obligara a enfrentarse a sus demonios personales y lo conducirá a una fascinante exploración del sexo, el amor y la redención. Con ingenio y sarcasmo, el autor cuenta la odisea de Gabriel a través de su particular infierno de tentación y amor prohibido.



PROLOGO

Florencia, 1283

De pie junto al puente, el poeta observaba a la joven que se acercaba. El mundo se detuvo al ver sus ojos, grandes y oscuros, y su pelo castaño, peinado formando elegantes ondas.

Al principio no la reconoció. Era tan hermosa que cortaba el aliento con sus movimientos gráciles y seguros. Y algo en su rostro le recordó a la niña de la que se había enamorado años atrás. La vida los había llevado por caminos distintos y el siempre había llorado la perdida de su ángel, su musa, su amada Beatriz. Sin ella, su vida había sido solitaria e insustancial.

Y ahora aparece mi bendición

Mientras ella seguía acercándose, acompañada de sus amigas, el poeta inclino la cabeza en un saludo caballeroso. No tenia ninguna esperanza de que ella se lo devolviera. Era perfecta e inalcanzable, un ángel de ojos castaños, vestida de blanco resplandeciente, mientras que el era un hombre mayor, hastiado del mundo, que no le llegaba a la suela del zapato.

Cuando ya casi había pasado de largo, los ojos del poeta se clavaron en una de sus delicadas zapatillas, una zapatilla que vacilaba justo delante de el. El corazón se le desboco mientras aguardaba, sin resuello. La voz le hablo, suave y educada, disperso sus dudas. Era ella.

Levanto la cabeza y la miro asombrado. Llevaba años esperando ese momento, soñando con ese encuentro, pero nunca se imagino que se produciría de un modo tan fortuito. Y menos aun que ella lo saludara con tanta dulzura.

Desconcertado, le devolvió el saldo y se permitió el lujo de dedicarle una sonrisa, una sonrisa que su musa le devolvió multiplicada por diez. Sitio henchirsele el corazón, mientras su amor por ella crecía y ardía como una hoguera en su pecho.

Desgraciadamente, la breve conversación llego a su fin cuando ella anuncio que tenia que irse. El poeta se inclino para despedirse, pero en seguida se incorporo para contemplarla mientras se alejaba. La gran alegría que había sentido al reencontrarse con ella se vio empañada por la tristeza de no saber si volvería a verla nunca mas...



El extasis de Gabriel - Sylvain Reynard #2

PROLOGO

Florencia, 1290

El poeta soltó la nota con la mano temblorosa. Permaneció sentado en silencio durante varios minutos, quieto como una estatua. De repente, apretó los dientes y se levanto. Recorrió la casa arriba abajo, ignorando los muebles y los objetos frágiles que se interponían en su camino; sin hacer caso a los otros habitantes de la casa.

Solo había una persona a la que deseaba ver.

Recorrió las calles de la ciudad rápidamente, casi a la carrera, hasta llegar al rió. Se asomo por el puente, su puente, y escruto las orillas esperando encontrar algún rastro de su amada.

Pero no estaba en ninguna parte.

No iba a volver.

Su amada Beatriz se había ido.

El Éxtasis De Gabriel


La redencion de Gabriel - Sylvain Reynard #3

PROLOGO

Florencia, Italia 1292

El poeta se aparto de la mesa y miro por la ventana, desde donde veía su amada ciudad. A pesar de que la arquitectura y las calles lo llamaban, lo hacían voces huecas. Era como si se hubiera extinguido una gran luz, no solo de la ciudad, sino del mundo.

Quomodo sedet sola civitas plena populo facta est quasi vidua domina Gentium...
Reviso la Lamentación que acababa de citar hacia escasos momentos. Desgraciadamente, las palabras del profeta Jeremías eran insuficientes.

- Beatriz - susurro, con el corazón en un puño.

Incluso en ese momento, dos años después de su muerte, le costaba mucho escribir sobre su perdida.

Ella permanecería siempre joven, siempre noble. Siempre seria su bendición y no existía poema en la Tierra capaz de expresar la devoción que sentía por ella. Pero lo intentaría, por su memoria y su mutuo amor.

La Redención De Gabriel

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